En esta edición del Laboratorio espacial el objetivo era revitalizar un sector de la universidad que estaba en desuso. Posterior a varias aproximaciones conceptuales, los estudiantes sintetizaron sus ideas en un elemento que se niega un sector vibrante de la Facaultad de Arquitectura y Diseño , sobre todo a la zona de servicios de la tienda, para generar una nueva atmósfera hacia la calle 40, aprovechando los elementos de paisaje. En este espacio construyeron una banca corrida, cuya forma permite distintas maneras de interactuar con ella. El elemento busca atraer y “atrapar” a las personas que pasan por allí, generándole una identidad a un sector que no la tiene.
También conocido como el caracol, el nido o la mandarina se hizo evidente que en muy poco tiempo logró crear una identidad libre para la interpretación. Este tejido hace alusión a técnicas autóctonas de nuestra cultura, en la creación de canastos, sillas y muebles. La forma curvilínea busca dialogar de manera intima con el entorno natural y diferenciarse de las del entorno construido
La combinación de los materiales naturales (guadua y pino) con láminas metálicas micro perforadas crean una armonía industrial y artesanal. El color y los efectos de luz que este electo le brinda a el lugar transmiten una sensación de tranquilidad que logra sacar a la persona de la ciudad y revela el espacio natural que esta allí presente.